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Domingo, 24 de Septiembre, 2023
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La Solheim Cup y Carlota Ciganda unen sus destinos para construir la mejor historia jamás soñada
Europa y Estados Unidos empatan a 14 puntos en una edición apasionante, lo que permite retener el trofeo a las europeas

. El equipo europeo inscribe su nombre en el palmarés por tercer año consecutivo, una sucesión de éxitos sólo conseguida por Estados Unidos en las tacadas comprendidas entre 1994-1998 y 2005-2009

. Carlota Ciganda completa su sueño de conseguir en España todos los títulos amateurs y profesionales posibles, incluida una Solheim Cup para el recuerdo

La historia le ha reservado a la primera Solheim Cup celebrada en España y a Carlota Ciganda el mejor guion posible jamás soñado, un empate a 14 puntos que se considera victoria para Europa -el ganador de la edición anterior retiene el trofeo- y una actuación primorosa que sitúa a Carlota Ciganda como referencia indiscutible del golf femenino español, europeo y mundial.

No en vano, estaba en juego, además del triunfo propiamente dicho, la eclosión de un relato colectivo y otro individual íntimamente relacionados. Por una parte, Europa aspiraba a sumar su tercer triunfo consecutivo, una ristra de victorias nunca conseguida hasta la fecha por las europeas. Por otro lado, Carlota Ciganda soñaba con superar con éxito el reto supremo de ganarlo todo en España tras acaparar todos los títulos de los torneos amateurs y profesionales de importancia celebrados en nuestro país.

Ambas aspiraciones quedan unidas desde ahora en los anales de la historia del golf femenino profesional y de la historia personal de una Carlota Ciganda que, con 4 puntos, se distinguió como la jugadora más productiva de la presente edición de la Solheim Cup 2023, que concluyó con la generalizada sensación del deber cumplido.

Una buena organización; una masiva presencia de público; un animado y sano ambiente en las gradas; un juego revestido de igualdad y emoción constituyen los sólidos cimientos de un legado que se extenderá con palpable actividad durante los próximos años a lo largo y ancho de Andalucía, a lo largo y ancho de toda España.

Las poliédricas e interesantes facetas que involucran a la celebración de la Solheim Cup 2023 respondieron con creces a las expectativas creadas, pero sucumbieron, como así debe de serlo, a un desarrollo deportivo apasionante que ha tenido en vilo a los aficionados de todo el mundo durante tres días de emociones intensas.

Con estas premisas y con doce partidos individuales en juego, dio comienzo una jornada final para el recuerdo. Los puntos donde se producían hechos noticiables se multiplicaban hasta el infinito; las acciones que poco a poco iban adquiriendo el calificativo de decisivas se reproducían como esporas; las alternativas en el marcador proliferaban a cada segundo.

Sólo el transcurso de los hoyos era capaz de dictar verdaderas sentencias. Ocurrió en los primeros partidos, cuando Estados Unidos sumaba sus primeros puntos de la mano de Megan Khang y Danielle Kang, bien neutralizados por sendas buenas actuaciones de Leona Maguire y Anna Nordqvist.

Y ocurrió también en los partidos intermedios, saldados con empate en aquellos que estuvieron protagonizados por las europeas Georgia Hall y Georgia Dryburgh, en ambos casos con la sensación de que podían haber sido ganados de no mediar algunos putts defectuosos en los momentos decisivos.

Temblaban las manos, ardían los palos, se escurrían las bolas… la tensión se palpaba en un ambiente crecientemente denso en busca de la resolución del enigma. Los partidos protagonizados por la sueca Madelene Sangstrom y la francesa Celine Boutier acabaron en el casillero norteamericano en los hoyos 15 y 17, una renta minimizada gracias al acierto de una Caroline Hedwall inmensa que en unos últimos hoyos inspiradísimos ofreció su punto a Europa, celebrados con furia brazo en alto en señal de reconocimiento y alegría.

Al filo del precipicio, con 12 a 13 a favor de Estados Unidos y ya con sólo tres partidos en acción, todas las miradas se congelaron en el mismo punto, en los enfrentamientos disputados por Maja Stark, Emily Pedersen y, claro que sí, la irreductible Carlota Ciganda.

La danesa Pedersen, en el último partido, poco podía hacer ante el empuje de la experimentada Lexi Thompson, mientras que la sueca Stark respondía con éxito al reto de sumar otro punto con connotaciones decisivas en el bando europeo, que necesitaba en cualquier caso de uno más para empatar a 14 y retener el título.

Y ahí estaba, como en tantas otras ocasiones, Carlota Ciganda, esa jugadora que gracias a su trabajo y talento ha tenido la oportunidad de escribir de su puño y letra parte de la historia personal y colectiva del golf femenino español y europeo. La navarra lo dio todo, lo contagió todo, ofreció lo mejor de sí misma para responder con éxito a cada una de las afrentas de Nelly Korda, número 2 del Ranking Mundial.

Nada, sin embargo, frenó a Carlota Ciganda, ni las mejores propuestas de Korda ni la presión que genera saber que en tus manos se encuentra el triunfo de Europa. El putt para embocar en el hoyo 16 y el golpe de salida del hoyo 17, que dejó la bola a un palmo de la bandera, constituyó por fin la eclosión de este relato colectivo y este relato personal que han unido los destinos de la Solheim Cup y Carlota Ciganda para construir la mejor historia jamás soñada.

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